Seguramente alguno de ustedes ha estado en una situación similar. Conoces a alguien que a primera vista te llama la atención y haces lo posible por estar cerca de ella, de conocerla o cuando menos ser su amigo; Claro, lo consigues y por un tiempo esto te vasta, pero siempre existe la tentación de estar cerca de ella, de abrazarla y de ver hasta donde puedes llegar. Pero esto no puede ser, ya que ella siempre tiene un novio de turno, conoce a medio mundo y la invitan a todos lados. También trabaja, va al Gim y toma clases de todo lo que se le ponga enfrente. A veces da la impresión que ni el correcaminos tiene tanta energía.
Pues reina era así, risueña, divertida, coqueta y a la vez distante. La mala noticia es que lo único que teníamos en común era el amor al cine, al cual asistíamos cuando menos una vez por semana, tanto así que el personal del cine ya nos saludaba confianzudamente y al momento de pasar a la sala nosotros éramos los que le decíamos al chico de la entrada la sala y su ubicación, claro, todo en son de broma. Aun así no perdía la esperanza de llegar mas lejos, por eso siempre estaba a la expectativa, agazapado como felino esperando la oportunidad de caer sobre mi presa. De repente levantaba la cabeza y volteas a todos lados esperando que no hubiera nadie, y ya sin obstáculo te acercas lentamente hasta que estas junto a ella, le haces platica y la abrazas sin darle importancia al gesto, luego poco a poco te vas acercando a su rostro y el abrazo se va haciendo mas cariñoso, hasta que... ¡OH cruel destino! Algo pasa que termina con el ambiente tan difícilmente creado; alguien que llega, una llamada, un grito o hasta un maullido. En algunos casos esto no era casualidad, ya que eran provocados por Alex, un amigo muy bromista que no paraba de fastidiarme; creo que a veces le envidie su suerte con las chicas, lastima que no tomaba nada en serio. Pasaba un rato y la buscaba de nuevo, pero ya no era la misma; parecía como si lo anterior nunca hubiera sucedido y bueno, la primera vez es desconcertante, pero la segunda vez ya no te extraña, porque esa era su forma de ser.
Después de un tiempo todos nos separamos, cada uno cambio de trabajo y de forma de vida; así como todos tenemos que hacerlo algún día. Pero hace una semana ella me busco, necesitaba ayuda con cosas de su trabajo que no entendía, y ahí va el bueno de mi, no es cierto, realmente deseaba verla e hice todo lo posible por ayudarla, hasta me puse a repasar mis apuntes, lo cual me sirvió de mucho, pero lo mejor de todo es que de ella comenzó a tomarme de la mano, se dejo abrazar y al terminar de estudiar nos fuimos al cine para terminar con una despedida muy efusiva. De momento espero la próxima vez que nos veamos para buscar algo en serio, ya saben, buscar que sea mi novia.
Pero algo inesperado ha pasado, los chicos me contactaron para que nos reunamos este fin de semana. Por lo general lo hacemos una o dos veces al año, vamos a un restaurante o un café y platicamos de todo un poco. Lo único desconcertante es el lugar de reunión. Metro zócalo en fin de semana por la tarde y obviamente esto esta a reventar, pero que mas da mientras sea divertido. Uno a uno comienzan a llegar mis amigos, primero llega la jefa, mi mejor amiga y un apodo que no le gusta, pero sabe que se lo digo de cariño. Luego Lupe y su novio, después el buen Alex y por ultimo ella. Parece ser que dos de ellos avisaron que no podían ir -lastima ellos se lo pierden-.
Salimos del metro y nos encontramos con un zócalo repleto, al parecer se va allegar a cabo un evento musical por parte del Gobierno del D.F. –y ahora entiendo porque tanta gente-. Luego nos dirijamos a un restaurante atrás del nuevo mundo el cual nos recomendaron mucho. Realmente la tarde ha sido de lo mejor, el lugar es agradable y hemos platicado de todo: los cambios de trabajo, el ascenso de uno de ellos, los planes de boda de la pareja, los chistes de alx, entre muchas otras cosas. Después de comer y el café de sobremesa por fin decidimos marcharnos, claro, después de 4 horas ya los meseros se te quedan viendo feo.
La tarde se ha pasado sin sentirlo, ya anocheció y no queda más que retirarnos. De camino al metro la música que proviene del zócalo nos llama la atención. Uno de esos grupos de moda esta tocando y nos detenemos a la orilla de la multitud intentando ver algo. El grupo termina y estamos a punto de irnos cuando anuncian al siguiente artista –Alejandra Guzmán ¡viva! Mi artista favorita- Dejo a mis amigos y me dirijo lo más cerca posible al escenario, lo cual no es mucho ya que nadie quiere dejar su lugar o hacerse a un lado para que pases. Termina la primera canción y caigo en razón que estoy solo, busco con la mirada a mis amigos y me doy cuenta que están dispersos. La jefa esta unos pasos atrás de mi; la pareja de enamorados están hacia la izquierda mirando una de las pantallas gigantes y justo en la orilla de la multitud, el lugar donde entramos esta ella, solo que… esta siendo abrazada sensualmente por Alex, tan abstraídos que no se dan cuenta que los observo. Una sensación de angustia y celos me invade, pero…
La siguiente canción comienza y me saca de mi desconcierto, giro la cabeza para seguir disfrutando de la interpretación mientras, en mi mente se forma un pensamiento: “como pude ser tan tonto para ilusionarme, aun sabiendo que ella… ella es así”.
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