domingo, 9 de septiembre de 2007

Una quincena como educador.

Hace dos semanas me avisaron de un trabajo temporal, la verdad no me emociono la idea, pero como estoy escaso de dinero no me quedo más que aceptar. El trabajo consistía en dar una capacitación… mas bien eran clases de computación básica al personal de una gasolinera. Todo esto fue promovido por el patrón que instalo un programa de facturación nuevo y hacia falta que el personal se familiarizada para trabajarlo directamente y ocupar lo menos posible a la secretaria. Se suponía que ya antes habían llevado 6 semanas de capacitación pero la mayoría habían reprobado en el primer intento. Mi misión era emparejarlos en dos semanas.

Sinceramente no lo logre, porque estaban en diversos niveles intelectuales: algunos con preparatoria y otros que no habían terminado la primaria, chavos de 18 y señores de 55, y principalmente algunos que habían tenido contacto con la computadora gracias a familiares o la escuela y otros que no.

Ya había echo cosas similares en la empresa en que estaba para capacitar de Aspel ¡pero no así! El sábado en la tarde me dan la lista y el lunes te presentas como maestro y que dios te bendiga. Fue muy pesado porque salía de casa a las 7:30 de la mañana y regresaba a las 9:00 de la noche para cenar, bañarme y preparar la clase del día siguiente, por lo que me dormía solo cinco horas (un sacrilegio en mi caso).

La presión fue mucho, mi ganancia fue poca por tanto pasaje y comidas, pero la experiencia fue muy agradable, como eran grupos pequeños de máximo 5 personas y no me dieron programa de trabajo o una meta de logro (es mas ni calificaciones me pidieron) pues pude llevar a cada grupo a su propio ritmo, experiencia y sobre todo temperamento. Se oye chistoso pero cada grupo tiene su temperamento, los jóvenes son callados y vanidosos, sienten que ya lo saben todo y no necesitan preguntar, solo diles que hacer; los que están en una edad media (mayor de 25 y menor de 40) son aguerridos, pelean entre ellos y discuten para demostrar superioridad, solo hace falta motivarlos o mas bien, retarlos para aprender; las personas mayores buscan empatia y paciencia, porque bien saben que no pueden aprender a la misma velocidad y a la vez le tienen miedo a lo nuevo.

Lo único que siento es no haber tenido los elementos para enseñarles mejor y el material bien preparado, ya que todo fue echo a base de buena voluntad. Hasta creo que yo tengo que agradecerles por tolerar mi voz, porque ciertamente no es del todo agradable y clara, por así decirlo (pero que envidia le tengo al Enrique Rocha). Al final todo salio bien ¡Pero que cansado es ser maestro!

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