domingo, 4 de noviembre de 2007

Día de Muertos

Tradición mexicana que ha la vez es un festejo para burlarse de la muerte, disfrazarse y asustar al que se deje, por otro lado se hace comidas típicas y se prepara una ofrenda para honrar a los seres queridos que se han ido. Por lo general estas dos formas de ver el día de muertos son independientes, el festejo se celebra por la multitud, generalmente por los más jóvenes haciendo fiestas de disfraces y el colocar una ofrenda es un ritual más familiar, mas intimo.

Mi familia nunca ha sido muy afecta a celebrar todo este tipo de tradiciones y por consiguiente, yo tampoco. Al menos no del modo tradicional, cuando era niño la que hacíamos era reunirnos con mi abuelita y se hacia una comida, cocían varias calabazas, camote en dulce y en la noche cada quien a dormir a su casa, sin ofrenda, decoraciones, rosarios o disfraces. Realmente ese día no significaba nada para mi, más que la oportunidad de comer dulces y jugar con mis primos. Claro al momento de regresar a casa durante todo el camino nos tocaba encontrarnos con multitudes de niños pidiendo para su calaverita con una cajita de cartón, con una carita recortada y una vela en su interior; cosa que a la fecha no se ha perdido como tradición, solo que ahora los niños salen disfrazados y con una calabaza de plástico. Por otro lado esto me parece desde niño una cosa fatal, como quieren que una persona normal le de a 5 niños (mínimo) en cada esquina cuando menos un peso a cada uno, es como ser padrino de bolo, hay que estar muy prevenido y ya por dos días se vuelve incomodo y no porque no quieras darles, sino porque es difícil traer tanto cambio y lo peor es que cuando otros ven que les estas dando a unos, corriendo llegan mas y mas y bueno…

Pero regresando al tema, la verdad es que no significaba nada el día 2 de noviembre hasta que nació mi hermanita Chio (tercer hija) quien tuvo el gran tino de nacer ese día y entonces si tuve un motivo de celebrar. Esto estaba muy bien hasta que hace unos años mi hermana Vero murió (segunda hija) o mejor dicho se suicido. Ahora este día es extraño, porque a pesar de que yo no creo en la tradición, de todas maneras voy al mercado, compro veladoras, algún dulce y se las pongo junto a su foto. No voy al panteón ese día porque no me gustan las multitudes y además se me hace incomodo ir al panteón por la mañana y regresar a casa por la tarde a celebrar a Chio; no es fácil pasar de una triste melancólica a una alegría festiva en un rato. Es raro ¿no? Alguien como yo que no cree en esto de todas maneras sigue la tradición por su ambiente, por lo que ve y ha oído, pero sobre todo porque espero que al cumplir el rito, mi ser querido la pase mejor donde sea que este.

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